Es posible congelar el taro o la colocasia, pero es importante prepararlo correctamente antes de congelarlo para evitar la pérdida de textura y sabor. Generalmente se recomienda cocinar el taro antes de congelarlo. Esto se puede hacer hirviéndolo, haciéndolo asado, freírlo o incluso vaporizarlo. Una vez cocinado, se debe permitir que se enfríe antes de cortarlo en pedazos y ponerlos en una bolsa de congelación hermética. Es importante eliminar la mayor cantidad de aire posible para evitar la formación de hielo. El taro congelado se puede mantener durante unos 6 meses. Es importante tener en cuenta que la textura puede cambiar después de descongelar, por lo tanto, se recomienda consumirla después de cocinar.